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25 de octubre de 2009

Fisicoculturismo: Protectores Hepáticos

El hígado, es la víscera más voluminosa del cuerpo humano. Es un órgano esponjoso, muy vascularizado, es decir,con alto contenido de sangre. Pesa alrededor de un kilo y medio, es de color rojo oscuro y está situado en el lado derecho del abdomen e inmediatamente por debajo del diafragma.

Por el sistema porta venoso le llegan los principios nutritivos absorbidos en el intestino delgado, almace nandola bilis en la vesícula biliar, de la que la expulsa por el conducto colédoco al intestino delgado. Desempeña funciones únicas y vitales como la síntesis de proteínas plasmáticas, elaboración de la bilis (nece- saria para la digestión y absorción de las grasas), función desintoxicante, almacén de vitaminas, glucógeno,.etc. Además, es el responsable de eliminar de la sangre las sustancias que pueden resultar nocivas para el organismo, transformándolas en otras innocuas. Es decir, es un órgano muy involucrado con el metabolismo del ser humano.

Por tanto su cuidado es esencial para el mantenimiento de nuestra salud. Cuando el hígado está cargado por exceso de trabajo (mala alimentación, sustancias tóxicas…) todo el organismo se resiente.

Las enfermedades mas comunes que afectan al hígado son las hepatitis (A, B y C), cirrosis hepática, enfermedades congénitas, obstrucción de la vena hepática, cáncer de hígado, etc. Dichas enfermedades pueden ser producidas por infecciones víricas, bacterias, parásitos pero también por agentes químicos o sustancias tóxicas para el organismo.

Otro motivo, muy habitual en atletas, de alteración hepática es el sobre entrenamiento. El sobreentrenamiento, es la acumulación de estrés de entrenamiento que produce una disminución de la resistencia a largo plazo con alteraciones fisiológicas y psicológicas cuya recuperación de la capacidad atlética puede llevar desde varias semanas a varios meses.

Un organismo sobreentrenado, sobrecarga al hígado por la abundancia de residuos liberados en el cuerpo como ácido láctico, las leucomainas, ácido carbónico, es decir, sustancias nocivas que la sangre arrastra a la circulación y que afecta a los órganos relacionados con la eliminación de sustancias tóxicas (riñones, intestinos, hígado, etc.). También produce una alteración de las hormonas relacionadas con el sistema hepático ya que el hígado es el órgano principal para el metabolismo de las hormonas esteroideas. La nutrición juega un papel fundamental en el mantenimiento y cuidado del hígado.

Seguir una dieta sin alcohol, grasas y azúcares es esencial para mantener al hígado a su máximo rendimiento.Como alimentos recomendados debemos incluir en nuestra dieta numerosas frutas y verduras crudas, hidratos de carbono procedentes de cereales integrales para mejorar el almacenamiento de glucógeno; Pes- cados blancos y carnes cocinadas a la plancha o al vapor ; pescados azules, aceite de oliva, aceite de girasol y de linaza. Hay que evitar las grasas saturadas, el alcohol, las especias muy fuertes, la carne de caza, los alimentos muy ricos en grasas, los alimentos los dulces, los fritos, los productos de charcutería, la bollería industrial, la leche entera y derivados, los quesos muy grasos, los huevos enteros (sobretodo fritos), pudiendo sustituirlos solo por las claras.

Suplementos que pueden ayudar a mejorar el funcionamiento del hígado (o a prevenir alteraciones del mismo:

Diente de león: planta herbácea cuya raíz y tallo son productos amargos estomacales, estimulantes de las secreciones gástricas y de acción colagoga (favorece la función hepática). Se ha demostrado que el extracto de diente de león puede estimular la producción de bilis en el hígado, esencial para el correcto funcionamiento del metabolismo de la grasa. Actúa como tónico hepático.

Cardo santo: el cardo o sylibum, planta silvestre comestible, en cuyas semillas se encuentra un principio activo llamado silimarina, que actúa sobre las células hepáticas alteradas, regenerándolas a la vez que previene la alteración de las células sanas.
Inositol: vitamina hidrosoluble que, junto a la colina, ejerce un poder lipotrópico y se utiliza principalmente en el tratamiento de desórdenes hepáticos.

L-carnitina: El ácido láctico es un subproducto que se forma cuando se degradan almidones y azúcares en el organismo. Por lo general,los niveles de ácido láctico son cuidadosamente regulados por el hígado, pero con relativa frecuencia se producen pequeños aumentos del mismo, sobre tododespués de hacer ejercicio intenso.Cuando alcanzan niveles más altos, existe el riesgo de que se produzca acidosis láctica, Ante estas situaciones, un estudio holandés observó una mejoría de las posibilidades de supervivencia con altas dosis de un complejo de vitamina B con L-carnitina.La L-carnitina también es muy útil en enfermos con hígado graso y pancreatitis.

Vit. grupo B: Un suplemento a base de Vitaminas del grupo B será el complemento perfecto, junto a las sustancias antes mencionadas, para mejorar la función hepática.

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