Si te entrenas como titanes en el gimnasio machacándoos con pesos extremos y luego procuráis comer hasta que las calorías os salgan por las orejas y aun así no ganáis la masa muscular que andáis buscando, entonces es que algo falla y puede que haya llegado el momento de conocer un secreto muy bien guardado en el mundo del culturismo.
Ya hace algún tiempo que se sabe que los progresos musculares o su ausencia no están tan ligados a la genética, como lo están a la capacidad de absorción. Es cierto que no está en vuestras manos modificar el patrimonio genético, pero sí lo está aumentar la capacidad de absorción.
¿Cuantas veces habéis oído decir a alguien flaco como un palillo que come como una lima y sin embargo no gana ni un gramo de peso? Seguro que muchas, pero también es cierto que lo que él asegura que es comer mucho en realidad no suele ser lo bastante.
Casi siempre en los casos en que no parece haber forma de ganar peso, se esconde detrás una alimentación insuficiente.
Está claro que si como todos los expertos afirman el factor nutricional constituye el 80% del éxito en el culturismo, entonces podéis entrenaros como titanes y dejar la piel en el gimnasio, pero si vuestro cuerpo no obtiene los nutrientes necesarios, los progresos brillarán por su ausencia, o en el mejor de los casos serán muy pobres.
En cambio, también puede suceder lo contrario, que a pesar de no llevar un entrenamiento perfecto mientras que vuestro organismo obtenga todas las sustancias alimenticias necesarias para el crecimiento, experimentéis ganancias aceptables. Por consiguiente, el secreto para ponerse grande es que el cuerpo reciba nutrientes en gran abundancia y eso nos lleva a poner el énfasis en la alimentación.
Es evidente que cualquiera de vosotros entiende que para lograr músculos grandes hay que entrenar duro, con tanto peso como sea posible y con ejercicios básicos, pero como no consigáis maximizar la utilización de los nutrientes por parte del organismo vuestros progresos serán inexistentes. Y cuando se trata de maximizar el rendimiento nutricional hay que centrarse en la absorción puesto que en realidad no somos lo que comemos, sino lo que absorbemos, que son dos cosas a veces muy diferentes, lo cual nada tiene que ver con los genes.
Ya hace algún tiempo que se sabe que los progresos musculares o su ausencia no están tan ligados a la genética, como lo están a la capacidad de absorción. Es cierto que no está en vuestras manos modificar el patrimonio genético, pero sí lo está aumentar la capacidad de absorción.
¿Cuantas veces habéis oído decir a alguien flaco como un palillo que come como una lima y sin embargo no gana ni un gramo de peso? Seguro que muchas, pero también es cierto que lo que él asegura que es comer mucho en realidad no suele ser lo bastante.
Casi siempre en los casos en que no parece haber forma de ganar peso, se esconde detrás una alimentación insuficiente.
Está claro que si como todos los expertos afirman el factor nutricional constituye el 80% del éxito en el culturismo, entonces podéis entrenaros como titanes y dejar la piel en el gimnasio, pero si vuestro cuerpo no obtiene los nutrientes necesarios, los progresos brillarán por su ausencia, o en el mejor de los casos serán muy pobres.
En cambio, también puede suceder lo contrario, que a pesar de no llevar un entrenamiento perfecto mientras que vuestro organismo obtenga todas las sustancias alimenticias necesarias para el crecimiento, experimentéis ganancias aceptables. Por consiguiente, el secreto para ponerse grande es que el cuerpo reciba nutrientes en gran abundancia y eso nos lleva a poner el énfasis en la alimentación.
Es evidente que cualquiera de vosotros entiende que para lograr músculos grandes hay que entrenar duro, con tanto peso como sea posible y con ejercicios básicos, pero como no consigáis maximizar la utilización de los nutrientes por parte del organismo vuestros progresos serán inexistentes. Y cuando se trata de maximizar el rendimiento nutricional hay que centrarse en la absorción puesto que en realidad no somos lo que comemos, sino lo que absorbemos, que son dos cosas a veces muy diferentes, lo cual nada tiene que ver con los genes.
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