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18 de marzo de 2010

Fisicoculturismo: Mentiras Fundamentales del Culturismo

Las alarmas suenan cuando algo comienza a ir realmente mal. Numerosas personas, ya sean simpatizantes o bien detractores, se sienten completamente alarmadas ante el panorama culturista actual. Y es que, definitivamente, el deporte de la musculación ha superado los límites de la dignidad humana.

Desde hace ya demasiados años, el concepto campeón de culturismo es sinónimo de dopaje, el más complejo y duro sistema de dopaje químico jamás usado por hombres y mujeres. Es también sinónimo de conducta centrada exclusivamente en el propio ego, de individuos que compensan su pobre espíritu hinchando sus cuerpos, descuidando importantes aspectos de sus vidas. Aplaudir a un campeón culturista equivale a dejarse seducir por un exterior apabullante, y a olvidar que el interior que soporta semejante coraza está literalmente enfermo.

Yo afirmo, y lo hago con conocimiento de causa, que los cuerpos de los culturistas están deteriorados por dentro en un grado tal que supera nuestras peores previsiones. El culturismo moderno goza de una pésima salud.

Además, con la elevación de toda esa insania a la categoría de ejemplo a seguir se ha llegado a una situación ética más que dudosa: las revistas venden esos cuerpos como paradigma de salud y felicidad y sobre las fotos de auténticos adictos a las drogas se insertan frases que hablan de belleza, éxito y equilibrio personal.

El daño que esta clase de información falseada puede ejercer sobre las nuevas generaciones es enorme, así que la única salida es contar la verdad. Darle la vuelta a la moneda y mostrar la otra cara, el lado oscuro y oculto del culturismo, una faceta nada agradable que no todos están dispuestos a afrontar.

Debido a mi experiencia en el mundillo de la musculación, y espoleado por una intensa comprensión de aspectos psicológicos generalmente desconocidos, he decidido dar el salto y ofrecer al lector la información completa.

Lo que sigue es un texto procedente del cuaderno "Mentiras Fundamentales del Culturismo".

I2:Comentaste el otro día que hoy hablarías de los falsos mensajes que el culturismo envía a la sociedad en general.

G: Sí. En realidad podemos contemplar la figura del culturista como símbolo y caricatura de lo que representa el autocentramiento del ego. Fijaos que igualmente tenemos a ese ejecutivo que restriega sus éxitos ante las narices de los demás, pero que olvida dar el mínimo afecto genuino a sus propios hijos. O esa bailarina anoréxica para la que sólo tiene sentido su danza y su cuerpo. O esos matrimonios que salen a la calle sonrientes y cogidos del brazo pero que están llenos de resentimientos ocultos contra su pareja y contra el resto del mundo. La lista podría continuar, pero seguro que me habéis entendido: para el ego lo importante es que todo "funcione". Da igual el contenido, la procedencia, sólo interesan las formas que se muestran de cara a la galería.

Es fácil señalar con el dedo a ese culturista que camina hinchando sus dorsales, pero muchos hacen lo mismo bajo formas más sutiles o solapadas, eso es lo que pretendo decir. Él no se percata de que así muestra la compensación de su angustia, y es fácil comprobar que cuanto más pecho saca, tanta más angustia esconde. En todo caso, yo afirmo que es un símbolo de la sociedad actual. El símbolo del éxito a cualquier precio. Del éxito exterior, material, visible.

I2: De eso hablan precisamente las revistas...

G: Ahí quería llegar. Todos los medios de comunicación difunden noticias de actores y cantantes famosos que acuden al gimnasio y transforman sus cuerpos...

I2: En ocasiones sólo para un rodaje de tres meses...

G: Sí, en ese caso nunca se informa de las drogas que ha tomado para conseguir esa transformación. Ese dato se omite deliberadamente para no menoscabar la imagen del actor o del modelo en cuestión. De todas maneras es un secreto a voces que usan esas sustancias.

Pero el punto al cual yo quería llegar es al de las revistas de musculación. Es posible que los redactores de las revistas del corazón o los directores de otros medios de comunicación no sepan bien de lo que hablan, y simplemente se limitan a difundir fotos y noticias. No es así en el caso de la prensa culturista. Los redactores, los reporteros, los editores incluso, saben de lo que hablan pero ocultan el 50% de la información, pues no es una información de buen ver. Están haciendo un daño enorme.

Os propongo un trabajo divertido: analizad detenidamente algunos ejemplares de las revistas de culturismo más importantes. Pronto detectaréis dos vías para la difusión de mentiras de enorme calado social. Por un lado las entrevistas a campeones o personas vinculadas al mundo de las pesas, y por otro las leyendas o pies de fotos.

I1: Nos encantan las entrevistas de culturistas, Gunther. Son inspiradoras para nosotros.

G: No lo dudo, pero te aseguro que la otra cara de esa inspiración es terrible. Salvo casos excepcionales, el individuo entrevistado procura maquillar su historia personal de manera que siempre se obtiene el mismo relato: persona normal o conflictiva que un buen día tropieza con el culturismo, lo practica con devoción y consigue ganar unos cuantos campeonatos. Por supuesto gracias a su nueva vida ha llegado a ser feliz, y se pasea sonriente en un descapotable deportivo con un par de rubias explosivas. Es esperpéntico. Y falso. Es más, en demasiados casos el deportivo y las chicas también son falsas: son alquiladas por un día para la sesión de fotos.

I5: Todos sabemos que las biografías son falsas en un 50% y que las autobiografías lo son al 100% (risas)

G: Sí, aquí sucede algo similar. Es obvio el lavado de imagen que una revista hace de los campeones a los que idolatra. Una publicación culturista no puede defraudar a sus lectores exponiendo datos comprometedores. Desgraciadamente, la realidad supera la ficción, sobre todo si hablamos de los adictos al músculo. En su mayoría se trata de vidas desgarradas, se han aferrado a las pesas como último recurso, y su único vínculo con este mundo es el gimnasio. Pero ahí tenéis a vuestro ídolo, sonriente en esa foto de portada, abrazando sensualmente a una modelo siliconada de los pies a la cabeza.

I5: ¿Será cierto que son felices y tienen las chicas que quieren, y yo sin enterarme? (risas)

G: El tema de las fotografías es realmente patético. Con los años he ido acumulando en casa una colección de las leyendas que aparecen impresas al pie de las fotografías de culturistas. Todos podéis hacer una colección así, os aseguro que repasarla en una reunión familiar es algo hilarante. En la foto de un gran campeón flexionando sus bíceps, el texto dice: "estoy en contra del uso de los esteroides". Incluso una piedra detectaría tamaña hipocresía. O este otro, sobre la foto de una parejita de bronceados cuerpos increíblemente musculados: "la salud que irradian estos cuerpos habla por sí sola". He aquí algunas otras perlas, extraídas básicamente de fotos de grandes campeones aparecidas en dos revistas que presumen de independientes: "Mr. Universe alcanzó el equilibrio personal tras entrenar duro", "Mr. Olimpia os aconseja no tomar sustancias que dañen vuestros cuerpos", "Una vida de éxito se construye lentamente", la lista es muy extensa, no tenéis más que hojear cualquier revista.

I2 : Sí, hace algún tiempo que me percaté de la falsedad de esas aseveraciones. Afirman descaradamente que un cuerpo así se consigue sin anabolizantes...

G: No contentos con eso, afirman incluso que sus vidas están equilibradas. Yo he leído una frase que hacía referencia al equilibrio personal impresa sobre la foto de un campeón culturista que pegó un tiro a su ex compañera sentimental. Todo el mundo conocía además su adicción a las drogas y su incapacidad para establecer un contacto ni siquiera mínimo con otros seres humanos. La pregunta que me hice fue: ¿por qué ese engaño deliberado?

I2: ¿No deberían ceñirse esas frases a su exclusiva función, que es el desarrollo muscular?

G: Sí, mirad, creo que nadie puede tener nada en contra del tipo que busca grandes músculos, use drogas o no las use. Que cada cual haga lo que quiera con su cuerpo. Pero que no confundan las cosas, que no distribuyan propaganda falseada. Las revistas del ramo han olvidado hace ya mucho tiempo que el culturismo lo que da son músculos y eso es todo. Pero no venden músculo, venden felicidad, éxito con las mujeres, éxito con los hombres, riqueza material, equilibrio emocional. Venden una solución aparente y llena de brillo a una vida miserable y oscura. Por eso a los gimnasios acuden en masa tipos que llevan vidas miserables y oscuras.

Esta clase de propaganda puede hacer mucho daño a las nuevas generaciones. Actualmente los jóvenes están siendo pasto de empresarios sin escrúpulos. Han sabido captar hábilmente los innatos deseos de superación personal que posee cualquier joven, pero los canalizan, claro está, hacia una actividad que puede resultar adictiva y peligrosa. Una vez capturados con esas impactantes fotos y esas extraordinarias promesas, se adentran en un laberinto de entrenos, dietas, suplementos y anabolizantes. En no pocos casos, el comportamiento de dueños de gimnasios, editores de revistas, empresarios de suplementación, distribuidores de esteroides y fanáticos culturistas adopta una estructura fuertemente sectaria, más propia del fundamentalismo religioso que del deporte que proclaman practicar.

I2: Incluso se ofrece una subliminal recompensa sexual, en esas fotos de parejas en posturas sensuales...

G: ¿Subliminal? Yo diría que el mensaje es descaradamente explícito: si obtienes grandes músculos conseguirás sexo fácil y rápido. Recuerdo una página entera de publicidad (creo que de un suplemento nutricional) de los años 80, en una de las revistas más importantes del mayor imperio culturista del mundo, todos sabéis a qué imperio me refiero, en la que aparecía un chico joven estirado en una cama, a las seis de la mañana. Por supuesto el texto te informaba de que ese chaval había conocido una chica la tarde anterior y había pasado una noche de sexo con ella. En ese momento yo me pregunté qué demonios tenía eso que ver con aquella primigenia "cultura del cuerpo y del espíritu" de los primeros culturistas de los años 1930 y 1940.

I2: Esas cosas seducen...

G: Claro, el sexo siempre funciona como reclamo. Y todavía más si se trata de barato sexo machista.

Pero el asunto va mucho más lejos en el caso del imperio culturista que antes he mencionado. Todos habréis leído en las contraportadas de sus revistas las frases de corte filosófico y trascendental así como las fotos de las estatuas de bronce de su líder mostrando un aspecto adusto y autoritario, con los brazos cruzados. Afortunadamente no ocurre con todas, pero muchas personas se adhieren a líderes de ese tipo con devoción religiosa.

I3: ¿No piensas que hay locos en todas partes dispuestos a convertirse en fanáticos de lo que sea?

G: No estoy acusando al deporte de la musculación de ser una secta. Es verdad que es la propia persona la que es sectaria o no lo es, y puede usar al culturismo para llenar de manera patológica su vacío existencial. Podría usar la religión y convertirse en fundamentalista. O podría transformarse en un vegetariano dogmático. Da igual. Pero también es verdad que algunos empresarios que intentan monopolizar el culturismo lo presentan ante el gran público como una auténtica filosofía de vida. Yo digo que estos sí son sectarios. Ellos son poseedores de la verdad y la proclaman a los cuatro vientos con la finalidad de captar prosélitos, todo a costa de mentiras, medias verdades y mucha falsa información. A costa de promesas sexuales, promesas de salud y felicidad, de éxito social. Esto debería ser considerado delito.

El mensaje que deseo transmitiros es: sed prudentes. Sobre todo en la natural impulsividad de los jóvenes. No conviene creerse esos bonitos discursos ni esas espectaculares fotos. Como mucho, eso sólo es la superficie, y frecuentemente ahí termina lo agradable.

Tenéis el derecho, casi el deber, de indagar e investigar cuanto consideréis necesario en las vidas de los culturistas antes de lanzaros a imitarles. Si escarbáis un poco, veréis cuánta basura esconden. Nadie dice que no hagáis deporte, que no acudáis a un gimnasio. Pero lo dicho hasta aquí debería servir como muestrario de los síntomas que se manifiestan cuando uno se ha perdido a sí mismo entre los hierros. Si estas palabras os ayudan a identificar vuestra situación, si os ayudan a comprender que en realidad estáis enganchados, eso es ya un gran paso. De hecho, el primer paso para salir de una prisión es darse cuenta de que se está en una prisión. Buena suerte a todos.

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