Por: Mike Courtney
El ejercicio cardiovascular constituye una de las partes más importantes del programa de entrenamiento de todo culturista, pero el trabajo de las piernas también lo es y si no se sabe combinar ambos puede que entren en conflicto y se perjudiquen entre sí.
Dentro del programa de todo atleta y también en el de los culturistas, el ejercicio cardiovascular desempeña un papel trascendental que va mucho más allá de ser el instrumento que permite reducir los niveles de grasa corporal.
Así es, a través de la actividad aeróbica se fortalece el sistema cardiorrespiratorio y también el metabolismo, lo cual permite rendir mejor luego con las pesas y por consiguiente desarrollar más los músculos.
Beneficios del entrenamiento cardiovascular
Los beneficios que la actividad cardiovascular produce son muchos y todos interesantes para los atletas, pero también muy especialmente para los culturistas. Algunos piensan que hacer cardio sólo tiene como objetivo reducir los acopios de grasa corporal y que por tanto un culturista no tiene que hacerlo más que en la fase de definición, pero se equivocan.
Para empezar el ejercicio aeróbico activa, fortalece y mejora la capacidad pulmonar y también la cardiovascular, reforzando el corazón y de paso todo el sistema circulatorio, lo cual proporciona un aumento en la capacidad de oxigenación de los músculos al aumentar el caudal de sangre, que es uno de los factores más relevantes para que éstos rindan al máximo y sigan contrayéndose en esas últimas repeticiones de alta intensidad.
Al mismo tiempo, ese mayor aporte de sangre implica asimismo un mejor aporte de nutrientes vitales para las células y de rebote también constituye un mecanismo muy eficaz para eliminar los residuos de la actividad muscular más rápido y en consecuencia evitar el cansancio, o lo que es lo mismo prolongar la actividad muscular.
Pero el ejercicio aeróbico no sólo mejora la función cardiaca, sino que lo hace muy profundamente con la pulmonar, logrando que los pulmones sean capaces de procesar más litros de aire y más rápido y eficazmente trabajando al unísono con el corazón para llevar el oxígeno a las células que lo necesitan durante el esfuerzo intenso.
El ejercicio cardiovascular constituye una de las partes más importantes del programa de entrenamiento de todo culturista, pero el trabajo de las piernas también lo es y si no se sabe combinar ambos puede que entren en conflicto y se perjudiquen entre sí.
Dentro del programa de todo atleta y también en el de los culturistas, el ejercicio cardiovascular desempeña un papel trascendental que va mucho más allá de ser el instrumento que permite reducir los niveles de grasa corporal.
Así es, a través de la actividad aeróbica se fortalece el sistema cardiorrespiratorio y también el metabolismo, lo cual permite rendir mejor luego con las pesas y por consiguiente desarrollar más los músculos.
Beneficios del entrenamiento cardiovascular
Los beneficios que la actividad cardiovascular produce son muchos y todos interesantes para los atletas, pero también muy especialmente para los culturistas. Algunos piensan que hacer cardio sólo tiene como objetivo reducir los acopios de grasa corporal y que por tanto un culturista no tiene que hacerlo más que en la fase de definición, pero se equivocan.
Para empezar el ejercicio aeróbico activa, fortalece y mejora la capacidad pulmonar y también la cardiovascular, reforzando el corazón y de paso todo el sistema circulatorio, lo cual proporciona un aumento en la capacidad de oxigenación de los músculos al aumentar el caudal de sangre, que es uno de los factores más relevantes para que éstos rindan al máximo y sigan contrayéndose en esas últimas repeticiones de alta intensidad.
Al mismo tiempo, ese mayor aporte de sangre implica asimismo un mejor aporte de nutrientes vitales para las células y de rebote también constituye un mecanismo muy eficaz para eliminar los residuos de la actividad muscular más rápido y en consecuencia evitar el cansancio, o lo que es lo mismo prolongar la actividad muscular.
Pero el ejercicio aeróbico no sólo mejora la función cardiaca, sino que lo hace muy profundamente con la pulmonar, logrando que los pulmones sean capaces de procesar más litros de aire y más rápido y eficazmente trabajando al unísono con el corazón para llevar el oxígeno a las células que lo necesitan durante el esfuerzo intenso.
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