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4 de febrero de 2013

Fisicoculturismo: Alcanzando la hiperintensidad

Ya vimos en otro artículo reciente diversas formas de aumentar la intensidad en el entrenamiento. ¿Pero se puede ir más allá?

La cuestión es, ¿puedes estar seguro de que todas las fibras musculares se han reclutado y fatigado hasta el punto de fallo durante la última repetición? Probablemente no. Así que, ¿es posible generar incluso mayor intensidad y estimular todavía más al músculo?

La respuesta es que sí. Debes ir más allá del fallo y subir un peldaño en la zona de mayor intensidad para asegurarte de que hasta la última fibra muscular se estimula al máximo, hasta llegar al punto de la fatiga.

La regla del entrenamiento de alta intensidad es que la serie está empezando… ¡cuando el músculo falla!

La intensidad máxima se define cuando se desarrolla el ciento por ciento de esfuerzo para completar la última repetición hasta el punto de fallo muscular momentáneo.

Superar esta intensidad, más allá del fallo, fuerza al músculo a reclutar fibras extras para generar más trabajo. Si se llega al límite de las cargas, incluso más allá del dolor, para provocar un absoluto fallo muscular completo, se genera lo que se denomina hiperintensidad.

Aplicando la hiperintensidad

¿Cómo trabaja esta técnica? Supongamos que estás contrayendo en la última repetición y ha alcanzado el punto de fallo. Empleando una de las técnicas de alta intensidad, por ejemplo, una serie descendente o algunas repeticiones forzadas, irá más allá del fallo dentro del campo de la alta intensidad.

Sin embargo, si utilizas juntas varias de estas técnicas avanzadas en una secuencia -como, por ejemplo una contracción estática, una repetición negativa y una repetición forzada- podrás entrenar pasado el punto de fallo una y otra vez.

Este brutal sistema de pasos múltiples empuja a los músculos, más allá del dolor, dentro de la zona de hiperintensidad. Entonces habrás manipulado esa repetición final y extendido la última serie sobrepasando varios niveles de intensidad.

La hiperintensidad es durísima. Lleva a los músculos más allá del fallo y algo más. Tus músculos arderán y gritarán de dolor. En respuesta al ataque de la hiperintensidad, ellos no tendrán otra opción mas que crecer y adaptarse al esfuerzo.

Entonces, ¿es necesario utilizar todas y cada una de las diferentes formas de aumentar la intensidad para generar sesiones de entrenamiento intensas? No necesariamente. Pero cuantos más recursos utilices, más versátiles serán tus sesiones de trabajo.

Las técnicas de altas demandas, como, por ejemplo, las repeticiones forzadas y las repeticiones negativas, requieren la ayuda de un compañero experimentado. La mayoría de los demás métodos, como las series descendentes y las repeticiones parciales, pueden realizarse sin ayuda de nadie.

Es digno de mención que ir elevando la intensidad es más fácil (y más seguro) utilizando máquinas y mancuernas en lugar de barras. Si fallas en completar la última repetición en la mayoría de las máquinas, estarás más seguro, con o sin ayuda.

Cuando utilizar la hiperintensidad

He dejado lo más importante para el final… todo esto de la hiperintensidad suena muy bien pero lo cierto es que solo se debe de utilizar esporádicamente. Utilizar la hiperintensidad con frecuencia puede provocar que se sobrepase la capacidad de recuperación de los músculos y se produzca un sobreentrenamiento que hará que nuestros músculos no crezcan o incluso que pierdan hipertrofia.

Si bien es necesario entrenar con intensidad siempre, la hiperintensidad debes utilizarla muy selectivamente. Por ejemplo, en una rutina de pecho normal puedes ir al fallo en cada serie pero solo usar la hiperintensidad en una serie de un único ejercicio.

Ejemplo de hiperintensidad: Press de banca

Serie 1: 15 repeticiones – Calentamiento

Serie 2: 8 repeticiones al fallo.

Serie 3: 8 repeticiones al fallo.

Serie 4: 8 repeticiones al fallo + hiperintensidad.

En el resto de ejercicios puedes seguir al fallo pero no vuelvas a aplicar la hiperintensidad.