Construir músculo y destruir grasa son los dos objetivos por los que millones de personas se esfuerzan entrenándose a diario. Sin embargo, lo cierto es que no todos consiguen su objetivo. Si les preguntáis os dirán que entrenan duro para conseguirlo, y lo irónico es que es cierto, entrenan mucho, pero no lo hacen con intensidad y esa es la llave que les permitirá tanto ganar músculo como perder grasa.
Es evidente que siempre habrá el superdotado que parece conseguir los resultados con aparente facilidad, pero a la inmensa mayoría nos cuesta sangre sudor y lágrimas aumentar el tejido muscular y desprendernos del tejido adiposo. Tanto en un caso como en otro la clave es la intensidad, porque sin ésta cualidad los resultados serán mínimos.
Ahora bien, es más fácil decirlo que hacerlo, porque de entrada la definición de intensidad en sí no es sencilla y muchos la confunden con entrenar mucho. En el entorno del gimnasio se oye habitualmente que hay que entrenar con intensidad, pero ¿cuantos lo hacen de veras? No muchos.
Sin embargo, si realizásemos una encuesta la mayoría respondería convencida que se entrena con mucha intensidad. Parece una simple cuestión semántica, pero lo cierto es que su importancia es trascendental.
¿Qué entendemos por intensidad?
En esencia hacer algo con intensidad es hacerlo poniendo los cinco sentidos en la acción para llevarla hasta su máximo grado. En el contexto del culturismo sabemos que el crecimiento del músculo obedece a unos procesos de sobrecompensación, que son consecuencia de la realización de un esfuerzo al límite de su capacidad momentánea.
Pero la intensidad no es igual al trabajo duro y ese es uno de los errores más comunes en los que se incurre. Aunque esta comparación se ha hecho muchas veces antes, todavía sigue siendo válida para entender el principio. Comparemos dos corredores, uno fondista y el otro de velocidad.El primero se emplea en largas distancias, el fondo y medio fondo, que pueden ir desde los 10 kilómetros hasta el maratón, 42km. El segundo corre sólo distancias cortas desde los 100 metros a los 800.
¿Cuál se esfuerza más o entrena con mayor dureza? El fondista, por descontado. Es más duro correr varios kilómetros que unos cientos de metros. Ahora bien, ¿Quién lo hace con mayor intensidad? El velocista, porque emplea un ritmo y una fuerza durante el tiempo que dura su prueba muy superiores a las del fondista. El primero corre al límite de su capacidad momentánea durante todo el recorrido, mientras que el segundo si lo hiciese no podría cubrir ni una pequeña parte del suyo.
Sin embargo, si examinamos el cuerpo de cada uno comprobaremos que el fondista es muy delgado y con una mínima masa muscular, mientras que el velocista es fuerte y posee un volumen considerable. Estaréis de acuerdo conmigo que como culturistas nos conviene aplicar el estilo del velocista para obtener el mayor tamaño muscular.
Es evidente que siempre habrá el superdotado que parece conseguir los resultados con aparente facilidad, pero a la inmensa mayoría nos cuesta sangre sudor y lágrimas aumentar el tejido muscular y desprendernos del tejido adiposo. Tanto en un caso como en otro la clave es la intensidad, porque sin ésta cualidad los resultados serán mínimos.
Ahora bien, es más fácil decirlo que hacerlo, porque de entrada la definición de intensidad en sí no es sencilla y muchos la confunden con entrenar mucho. En el entorno del gimnasio se oye habitualmente que hay que entrenar con intensidad, pero ¿cuantos lo hacen de veras? No muchos.
Sin embargo, si realizásemos una encuesta la mayoría respondería convencida que se entrena con mucha intensidad. Parece una simple cuestión semántica, pero lo cierto es que su importancia es trascendental.
¿Qué entendemos por intensidad?
En esencia hacer algo con intensidad es hacerlo poniendo los cinco sentidos en la acción para llevarla hasta su máximo grado. En el contexto del culturismo sabemos que el crecimiento del músculo obedece a unos procesos de sobrecompensación, que son consecuencia de la realización de un esfuerzo al límite de su capacidad momentánea.
Pero la intensidad no es igual al trabajo duro y ese es uno de los errores más comunes en los que se incurre. Aunque esta comparación se ha hecho muchas veces antes, todavía sigue siendo válida para entender el principio. Comparemos dos corredores, uno fondista y el otro de velocidad.El primero se emplea en largas distancias, el fondo y medio fondo, que pueden ir desde los 10 kilómetros hasta el maratón, 42km. El segundo corre sólo distancias cortas desde los 100 metros a los 800.
¿Cuál se esfuerza más o entrena con mayor dureza? El fondista, por descontado. Es más duro correr varios kilómetros que unos cientos de metros. Ahora bien, ¿Quién lo hace con mayor intensidad? El velocista, porque emplea un ritmo y una fuerza durante el tiempo que dura su prueba muy superiores a las del fondista. El primero corre al límite de su capacidad momentánea durante todo el recorrido, mientras que el segundo si lo hiciese no podría cubrir ni una pequeña parte del suyo.
Sin embargo, si examinamos el cuerpo de cada uno comprobaremos que el fondista es muy delgado y con una mínima masa muscular, mientras que el velocista es fuerte y posee un volumen considerable. Estaréis de acuerdo conmigo que como culturistas nos conviene aplicar el estilo del velocista para obtener el mayor tamaño muscular.
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