Los lácteos están incluidos en nuestra dieta casi de manera involuntaria, ya que todos consumimos algo de leche, yogur o queso, sin embargo, al momento de elegir, debemos saber qué conviene según nuestras necesidades: ¿enteros o descremados?
En nuestro país las diferencias existentes entre una leche descremada totalmente y una leche entera son, básicamente, 3 gramos de grasa, mientras que en la leche parcialmente descremada encontramos un 50% menos de grasas que en la leche entera.
Por otro lado, en el caso de los yogures, la mayor parte de los descremados no alcanzan el 1% de grasa y los enteros, rara vez supera los 5%.
Con los quesos tenemos algo muy diferente, ya que de acuerdo a la maduración y tipo de queso, podemos encontrar grandes variaciones en el contenido graso. Concretamente, un queso untable bajo en grasas puede tener menos de 5% de grasa, mientras que los más duros como el sardo, pueden superar los 30 gramos de grasa por cada 100 de alimento.
Al momento de elegir entre los enteros o descremados, debemos considerar nuestras necesidades y saber, que respecto a proteínas, hidratos, minerales y vitaminas, generalmente no existen grandes diferencias entre un tipo y otro, ya que en el caso de los mcironturientes, los productos descremados se enriquecen para poseerlos.
Entonces, de acuerdo a nuestras necesidades en grasas escogeremos uno u otro. Por ejemplo, si deseamos adelgazar, podremos escoger lácteos descremados y en el caso de los quesos, las versiones más blandas y magras.
Igualmente será si lo que queremos es aprovechar las proteínas de los lácteos para desarrollar músculo, por ejemplo, en etapa de definición muscular.
Con éstas premisas básicas y sabiendo que en el caso de leche y yogur no existen grandes diferencias en el contenido de grasas, debemos escoger entre lácteos enteros y descremados de acuerdo a nuestra etapa biológica, nuestras necesidades y por supuesto, nuestras preferencias.
En nuestro país las diferencias existentes entre una leche descremada totalmente y una leche entera son, básicamente, 3 gramos de grasa, mientras que en la leche parcialmente descremada encontramos un 50% menos de grasas que en la leche entera.
Por otro lado, en el caso de los yogures, la mayor parte de los descremados no alcanzan el 1% de grasa y los enteros, rara vez supera los 5%.
Con los quesos tenemos algo muy diferente, ya que de acuerdo a la maduración y tipo de queso, podemos encontrar grandes variaciones en el contenido graso. Concretamente, un queso untable bajo en grasas puede tener menos de 5% de grasa, mientras que los más duros como el sardo, pueden superar los 30 gramos de grasa por cada 100 de alimento.
Al momento de elegir entre los enteros o descremados, debemos considerar nuestras necesidades y saber, que respecto a proteínas, hidratos, minerales y vitaminas, generalmente no existen grandes diferencias entre un tipo y otro, ya que en el caso de los mcironturientes, los productos descremados se enriquecen para poseerlos.
Entonces, de acuerdo a nuestras necesidades en grasas escogeremos uno u otro. Por ejemplo, si deseamos adelgazar, podremos escoger lácteos descremados y en el caso de los quesos, las versiones más blandas y magras.
Igualmente será si lo que queremos es aprovechar las proteínas de los lácteos para desarrollar músculo, por ejemplo, en etapa de definición muscular.
Con éstas premisas básicas y sabiendo que en el caso de leche y yogur no existen grandes diferencias en el contenido de grasas, debemos escoger entre lácteos enteros y descremados de acuerdo a nuestra etapa biológica, nuestras necesidades y por supuesto, nuestras preferencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario