Hay algo de teoría sobre la cantidad de proteína que se debe tomar para maximizar la recuperación y la síntesis proteica
que favorezca el crecimiento de nuestros músculos. Se habla de la
cantidad, siendo todas las teorías de aquellos que acuden habitualmente
al gimnasios similares. Pero, cuando hablamos del “timing”, el momento y
la frecuencia adecuada, la variabilidad de la información recibida hace
que no sepamos a quien creer. La realidad es que si todos nosotros
hiciéramos lo que debemos -buscar a un nutricionista o médico
especialista, y no al más grande del gimnasio- esto no ocurriría. Doy
por hecho que es una utopía y que más de uno estará pensando que el
tamaño de los bíceps de un individuo es directamente proporcional a su
credibilidad en materia de entrenamiento y nutrición. Evidentemente no
voy a entrar en ese tema, primero porque no es el asunto que nos ocupa, y
segundo porque los años de experiencia me han enseñado que es una
batalla perdida.
Hoy el “Journal of Physiology” ha publicado un estudio que analiza cómo afecta a la síntesis proteica
post entrenamiento la ingesta de una misma cantidad de proteína de
suero de leche (80gr/12h) pero con un timing diferente. En este estudio
se compararon varios grupos donde esos 80 gramos se repartían en un
diferente número de tomas con frecuencias diferentes. El grupo que
mejores resultados obtuvo fue aquel que ingirió 20 gramos cada 3 horas
durante las 12 horas posteriores al entrenamiento, frente al grupo que
tomó 10gr cada hora y media, o el tercero que optó por una cantidad
mayor (40gr) cada seis horas.
Esto demuestra cómo la nutrición deportiva, sobre todo aquella que
afecta a la recuperación post ejercicio, es mucho más compleja que la
simple ingesta de un batido de proteínas después de entrenar. En caso de
que deseemos obtener los mejores resultados posibles, es probable que
no sea una buena idea seguir a pies juntillas aquello que escuchamos en
los vestuarios de los gimnasios. Como siempre digo: aprende a
identificar de quien te puedes fiar (suele ser aquel que es capaz de
explicar con argumentos sencillos y fáciles de entender cualquier duda
que puedas tener), y evita cualquier consejo de aquellos que utilicen
argumentos como “siempre se ha hecho de esta manera”, “así es como me
dijo fulanito que había que hacerlo”, o “mira qué bien me ha ido a mi”.