El polvo de ajo potencia la producción de testosterona y reduce la
producción de cortisol. Este hallazgo fue efectuado por investigadores
de la Universidad Kobe y la compañía farmacéutica Riken, de Japón. Las
ratas que recibieron polvo de ajo en sus alimentos retuvieron más
proteína.
No es la primera vez que estos investigadores
estudiaban los efectos farmacológicos del ajo. A finales de los noventa
publicaron un artículo sobre la capacidad del ajo para descomponer la
grasa. Esto es debido a que el ajo potencia la producción de
noradrenalina [J Nutr. 1999 Feb; 129(2): 336-42.]. En esta ocasión, sin
embargo, los investigadores estaban examinando los efectos anabólicos
del ajo.
Los japoneses experimentaron con tres grupos
de ratas; cada grupo recibió comida que difería en un solo aspecto: la
cantidad de proteína. El alimento de las ratas consistía en un 40, 20 o
10% de proteína.
Los investigadores entonces dividieron
cada grupo dietético en dos subgrupos. Uno recibió comida ordinaria que
contenía 10, 20 o 40% de proteína; la comida de los otros subgrupos
contenía además polvo de ajo. Cada kilo de alimento contenía 8gr de
polvo de ajo. Y un gramo de ese polvo contenía cinco miligramos de
dialisulfidos.
Las ratas fueron alimentadas durante 28
días, después de los cuales los investigadores registraron la cantidad
de nitrógeno (es decir, proteína) que las ratas habían retenido.
Descubrieron
que el ajo no tenía efecto en las ratas que habían recibido cantidades
pequeñas o moderadas de proteína. Pero en el grupo que tuvo la mayor
ingesta proteica, el balance de nitrógeno fue mayor en el grupo del ajo.
La
concentración de corticosterona fue menor en la sangre de las ratas que
tomaron ajo, como se muestra debajo. La gráfica inferior muestra además
la cantidad de testosterona hallada en los testículos de las ratas.
Cuanto mayor era la ingesta de proteína, mayor la producción de
testosterona –en las ratas que comieron ajo.
Los
japoneses piensan que la elevación de la testosterona guarda relación
con la hormona mensajera LH. Basan su suposición en un experimento en el
que inyectaron dialidisulfido –el principio activo del ajo- en ratas y
midieron la producción de LH. La producción aumentó. Cuanto más
dialisulfido recibían las ratas, más aumentaba su nivel de LH.
Las
dosis indicadas en la tabla son interesantes. Las cifras de la
izquierda muestran el número de milimoles por litro de fluido inyectado.
Las ratas recibieron sólo un mililitro. Si los postulados de los
japoneses son ciertos, entonces el dialidisulfido es farmacológicamente
interesante.