Actualmente hay tantos productos nutricionales en el mercado que podrías tener la sensación de que hay pocas cosas en las que puedas basar tu decisión excepto la publicidad, los consejos de los dependientes de las tiendas y el precio de la etiqueta.
Pero el auténtico valor de un suplemento a menudo depende de factores ocultos, como de donde procede y qué otros ingredientes están presentes. Como en cualquier receta, la calidad depende de los ingredientes y de cómo se preparen.
Aunque no puedes saberlo todo sobre un producto, puedes tomar una decisión informada si sabes cómo reconocer las señales de calidad.
Para ayudarte, vamos a numerarte cuatro indicadores de calidad de los suplementos (no todos se aplican a todos los tipos de suplementos; escoge los que mejor sirvan a tus necesidades y a tus objetivos a largo plazo.)
1. Elegir el ingrediente activo
El primer paso para elegir un suplemento dietético es establecer cuáles son tus objetivos y ver si un suplemento es la mejor manera de conseguirlos.
Por ejemplo, una mujer que tome unas hierbas termogénicas pero que casi no haga ejercicio, es probable que consiga perder más grasa acudiendo al gimnasio con más frecuencia, en lugar de cambiar de suplementos.
Así mismo, es importante que no padezcamos de un trastorno bipolar antes de tomar ciertos suplementos que nos ayuden a mejorar el ánimo y superar la depresión; es este caso serían más apropiados otros tratamientos.
Igualmente, los suplementos dietéticos son una manera efectiva y conveniente de corregir desequilibrios nutricionales, mejorar el rendimiento atlético y prevenir en algunos casos dolencias relacionadas con la edad.
Una vez que hayas decidido cuál es el suplemento más adecuado para ti, haz una lista de las marcas que contienen el ingrediente activo en el que estás interesado, y consulta con tu médico o farmacéutico para asegurarte de que no habrá ninguna interacción con algún medicamento que pudieras estar tomando.
Del mismo modo es importante que averigües como podría afectar ese ingrediente activo al embarazo (por si fuera el caso), al estado de salud, alergias específicas, el tiempo de coagulación de la sangre (si vas a someterte a una operación o estás tomando aspirinas), y si hay algún niño en tu entorno que pudiera tener acceso a tus suplementos.
2. Entender la etiqueta
La segunda señal positiva es si el suplemento contiene una etiqueta con el ingrediente activo que quieres, además de la cantidad.
Para las hierbas, recomendamos productos que pongan el nombre de la especie en los ingredientes. Por ejemplo, las formas mejor estudiadas de echinacea son la echinacea purpurea, la echinacea angustifolia y la echinacea pallida, en ese orden; otras especies puede que no sean tan efectivas.
La etiqueta también debería mencionar de qué parte de la planta se ha extraído el principio activo. En la echinacea, la parte que se utiliza con más frecuencia es la raíz, pero las demás partes de la planta también pueden aportar el ingrediente activo de manera eficaz.
Lo más importante es que en la etiqueta debería aparecer tanto el nombre del ingrediente activo como la cantidad. Por ejemplo, un extracto estandarizado de equinacea en el que se lea “4% echinosidos (lO mg)” por cada cápsula de 250 mg nos dice tanto el ingrediente activo (echinosidos) como la cantidad que contiene (lO mg). Incluso en los preparados de hierbas crudas, está bien saber qué cantidad de ingrediente activo estás tomando.
Lo mismo se aplica para los minerales, como por ejemplo: “magnesio 100 mg,” “100 mg de magnesio (como aspartato)” y “100 mg de magnesio procedente de aspartato.”
En los tres casos, resulta evidente que están presentes 100 mg de magnesio. Por el contrario, “100 mg de aspartato de magnesio” podría dar lugar a confusión, no está claro si estás tomando 100 mg del mineral o 15 mg de mineral más 85 mg de aspartato. De hecho, la interpretación correcta es la segunda. Eso se debe a que el 85% del peso de este compuesto en particular es el aspartato, que es mucho más pesado que el magnesio. Debido a que la mayoría de las personas asumen que están tomando 100 mg de magnesio, no le damos la luz verde a productos en los que es difícil calcular cuál es la cantidad real de ingrediente activo.
Elegir las vitaminas es menos complicado que escoger hierbas o incluso minerales, ya que casi todas las vitaminas del mundo vienen de varias multinacionales farmacéuticas internacionales que proporcionan productos de una calidad extremadamente alta a bajo coste a los fabricantes de suplementos.
Aunque las vitaminas se pueden extraer de los alimentos y de otras materias naturales, hacerlo así resulta prohibitivamente caro, por lo cual las compañías de suplementos venden casi exclusivamente las variedades sintéticas.
Una excepción es la vitamina E, la cual puede obtenerse de manera natural a partir de un subproducto de la industria de aceite vegetal. La fuente natural de vitamina E aparece en los ingredientes como d-alfa-tocoferol (acetato o succinato), mientras que la vitamina E sintética es dl-alfa tocoferol (acetato o succinato). Ambas formas de esta vitamina son seguras y efectivas frente a los radicales libres, siendo la forma natural más potente y la forma sintética más barata.
3. Píldoras que se disuelven
Para ser absorbido, un suplemento primero tiene que disolverse en el intestino. Para asegurarse de que el contenido de las píldoras se libera y se dispersa bien para su absorción, la mayoría de las empresas de suplementos hacen pruebas de desintegración y de disolución a sus productos.
Esto evita que las empresas puedan fabricar una píldora o una tableta que pase por el interior del organismo de sus consumidores de forma intacta y sin absorber. Aunque no es esencial que las etiquetas describan el tiempo de disolución (sobre todo en las cápsulas y en los suplementos en polvo en los que la disolución no es una cuestión tan importante), estaría bien conocerlo, sobre todo en aquellas tabletas que son más difíciles de disolver. Entre estas se incluyen aquellas que tienen un “barniz farmacéutico,” “barniz alimentario”, “Etil celulosa” o “recubrimientos gástricos” mencionados en la etiqueta, así como las que contienen excipientes como la celulosa.
4. Tecnología de liberación gradual en el tiempo
En la etiqueta de algunos suplementos dice “Liberación gradual en el tiempo,” lo que significa que el producto libera su contenido más lentamente o de manera más uniforme que si no estuviera fabricado de esa manera.
A veces, liberar un flujo más constante de nutrientes en la sangre mejora la absorción por parte de los tejidos y extiende la duración de los suplementos con una vida corta como la vitamina C.
Con las vitaminas del grupo B que se liberan en el tiempo, se tiene la ventaja de tomar menos dosis diarias. Si la liberación en el tiempo supone una ventaja o no, depende de! suplemento y de para qué se esté utilizando.
Los suplementos de liberación sostenida también son más caros, aunque pueden merecer la pena en suplementos de acción breve como las vitaminas hidrosolubles.
La tecnología de liberación sostenida puede retrasar la liberación de la vitamina C y de otros suplementos de acción rápida durante vanas horas; si durara más tiempo la píldora abandonaría el cuerpo sin haber hecho efecto debido al inevitable paso de los alimentos a través de los intestinos.